Rafael Solá: Flechas de la palabra

Conocimos a Rafael Solá a través de la red social Blue Sky, donde nos llamó la atención el hondo sentido que parecía encontrar en los poemas que compartía. A través de su poesía y su narrativa, uno percibe a un creador que ha transitado un largo camino en busca de la cadencia precisa y el mensaje oportuno. Con trabajos que abarcan desde el cuento lírico hasta la novela, Solá da testimonio de la búsqueda incesante que late en toda forma literaria.



ORIGEN, INFLUENCIAS, ESTILOS

Los primeros pasos de Rafael Solá en la escritura estuvieron ligados a su fascinación por el ritmo de las palabras, una inquietud que lo llevó a estudiar oratoria y dialéctica antes de volcarse de lleno a la poesía. “Desde que tengo memoria, me fascinó el ritmo y el poder de la palabra. Estudié oratoria y dialéctica, para dedicarme finalmente a la poesía”, explica. Esa base le permitió comprender no solo el valor estético de la escritura, sino también el poder comunicativo que puede encerrar cada verso y cada texto narrativo.

El universo literario de Solá se nutre de grandes nombres de la literatura argentina y universal. “Mi mayor influencia fueron los cuentistas argentinos: Borges, Bioy Casares, Cortázar, Lugones, Quiroga. Pero también Poe, Kipling, Mellville, London…”, confiesa, abarcando así una tradición que mezcla lo fantástico, lo onírico y lo aventurero. Más tarde, Shakespeare y Bécquer se convirtieron en sus maestros de poesía, aportándole una visión dramática y lírica que se refleja en su propia voz.

Cuando se le pide definir su voz literaria, Solá enfatiza la necesidad de que toda obra responda a tres objetivos: entretener, hacer reflexionar y conmover. “Trato de narrar historias que valgan la pena de ser contadas. Aborrezco la obra literaria que no conduce a nada”, afirma con contundencia. Para él, la literatura debe ofrecer al lector un viaje entretenido, un desafío intelectual y un impacto emocional.

Trato de narrar historias que valgan la pena de ser contadas. Aborrezco la obra literaria que no conduce a nada




PROCESO CREATIVO, EXPERIMENTACIÓN Y EVOLUCIÓN

Solá confiesa que tanto el cuento como la poesía comienzan con el final ya esbozado. “Descubro una idea que merece ser contada, un desenlace imprevisto o sorprendente. A partir de ese final, imagino los conflictos que se desarrollarán para llegar a él”, relata. Esta visión retroactiva del proceso narrativo le otorga a sus textos una cohesión profunda: cada palabra parece avanzar inevitablemente hacia un clímax minuciosamente calculado.

Otra dimensión esencial de su método es la investigación exhaustiva. “La decisión más importante es elegir el tono general de la obra. Después comienza el proceso más largo, que puede durar meses o años”. En la novela histórica o en el cuento con tintes costumbristas, esa búsqueda de la verosimilitud puede implicar aprender rudimentos de un idioma o profundizar en un contexto geográfico desconocido. “Muchas veces un personaje, al enfrentar un conflicto, tiene una reacción que no esperaba. Cobra vida, y desde ese momento toma el control del relato”, señala, subrayando la importancia de la espontaneidad dentro de la planificación.

Aunque sus raíces estén firmemente ancladas en la tradición de los grandes cuentistas, Solá explora continuamente nuevos territorios. “En poesía lírica, me gusta explorar estilos que muchas veces provienen de la música. Cuando me gusta un género musical por su ritmo o su cadencia, traduzco las notas en pies silábicos”, comenta. Para él, leer es la clave del aprendizaje: “La mejor manera de aprender a escribir es leer. Leer mucho, y de todos los estilos”.

Este enfoque abierto ha dado como resultado un repertorio literario diverso que va de lo experimental a lo estrictamente narrativo, siempre con un anhelo de innovación estructural y poética.

PROYECTOS PASADOS, COLABORACIONES Y PRESENTE LITERARIO

Aunque Rafael Solá se define principalmente como cuentista y poeta lírico, recientemente ha incursionado en la novela. Uno de los puntos de inflexión en su trayectoria es Un Judío Heterodoxo, obra próxima a publicarse y que, según Solá, representará un hito en su producción literaria. Este proyecto refleja su intención de fusionar la investigación histórica con la exploración de conflictos humanos profundos, en un relato que, a su juicio, marcará un antes y un después en su forma de crear.

La escritura, para Solá, es un acto solitario; sin embargo, ha tenido experiencias puntuales de colaboración que han reforzado su perspectiva literaria. A pesar de que no abundan en su carrera, cada una le ha permitido contrastar sus ideas y enriquecer sus métodos. “Pocas veces he trabajado en colaboración con otros artistas. La literatura es una actividad bastante solitaria”, explica, admitiendo que la convivencia de miradas puede, no obstante, resultar gratificante y vital en momentos puntuales del proceso creativo.

En la actualidad, Rafael Solá se encuentra inmerso en la planificación de una novela policial, un género nuevo para él que lo desafía a replantear el ritmo narrativo, la construcción de personajes y la intriga. “Estoy intentando armar el rompecabezas de una futura novela policial, un género en el que nunca incursioné”, comparte con entusiasmo. Este trabajo pone de manifiesto su empeño en ampliar los límites de su producción y adentrarse en territorios desconocidos.

ALGUNAS CONCLUSIONES

Solá es un creador que se niega a estancarse: “El día en que considere que ya no me queda nada por aprender, ese día estaré listo para morirme”. Entre los nuevos lenguajes que le atraen, se vislumbran la dramaturgia y la exploración de formatos menos convencionales, en una búsqueda constante de la forma perfecta para cada historia que desea contar.

Cada pieza es como un hijo. Uno las da a luz, y luego tienen vida propia”. Con esta afirmación, Rafael Solá expresa su visión de la literatura como un legado que trasciende a su creador. Inspirado por la idea de Kipling, concibe la poesía, el cuento y la novela como flechas lanzadas al mundo, capaces de impactar en la vida de los lectores de manera imprevisible. “Me gusta pensar que alguien, al leer mi obra, tomó una decisión que mejoró su vida y la de los que lo rodean”, reflexiona.

Esa esperanza de tocar almas y, en última instancia, de transformar la realidad mediante la palabra, es la fuerza motora de toda la producción literaria de Rafael Solá. Con cada nuevo proyecto, amplía el arco de su creación, dispuesto a lanzar flechas que mantengan vivo el pulso de la literatura y de la imaginación humana.

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